La fiesta patronal de la Inmaculada Concepción que se realizó el 8 de diciembre, con los días de la novena que la precedieron, es un punto de llegada para la comunidad parroquial en el que se sumó esfuerzo y colaboración de muchas personas.
Pero el punto de llegada no significa que ahora nos despidamos hasta la próxima novena patronal. No es suficiente que la práctica de la fe se reduzca a la novena o, a veces, solo a la procesión con la Inmaculada.
La novena y fiesta patronal nos tiene que renovar por dentro para ser mejores cristianos y nos tiene que fortalecer para cumplir con mayor entusiasmo las obligaciones que tenemos en el matrimonio y la familia, con la iglesia y la comunidad, teniendo en cuenta de los lemas que tuvo esta fiesta de la Inmaculada concepción “Que los frutos de la fe se vean reflejados en mis obras” “Que la familia viva la alegría de la fe”.
Después de esta fiesta tenemos que salir con un firme propósito de ser fieles en el matrimonio, respetándose mutuamente.
Debemos esmerarnos en cuidar a los niños y a los ancianos, como nos pidió el Papa Francisco. Los frutos de esta fiesta de la fe se tienen que ver en las palabras y en las actitudes de los devotos de la Inmaculada Concepción como subrayara durante la novena nuestro pastor Jorge Ojeda.
La procesión fue encabezada por el párroco, con presencia del intendente Nino Portela, Vice intendente Ramón Camelino, miembros del Honorable Concejo Deliberante, demás autoridades del pueblo, comunidades y pueblos vecinos.
Parte de la homilía del Padre Jorge Ojeda
Nosotros estamos pidiendo, que si nosotros tenemos fe, se demuestren con nuestras obras. Hemos caminado 9 días pidiendo por la familia, por las relaciones que se dan dentro de la familia.
Dentro de unas horas, mañana temprano cada uno de nosotros vamos a volver a nuestro ambiente cotidiano, vamos a volver a nuestro trabajo, a nuestro estudio, lo que sieguen estudiando, a la familia al vecindario, pero ojalá que volvamos distinto.
Ojalá que esta fiesta de nuestra madre haya dejado mella en nuestro corazón. Es bueno preguntarnos ¿Qué signos debemos dar? Si decimos que somos hombres y mujeres de fe.
¿Qué signos de fe necesita nuestro pueblo? ¿Qué signo de fe necesitamos nosotros? ¿Qué signo de fe puedo dar yo?
¿Cómo puedo demostrar el paso de esta novena con la presencia de Jesús y con la presencia de María no fue en vano?
Nuestra hermosa fiesta de anoche, que para aquellos que nos visitaba fue un signo de comunión, fue un signo de unión, fue un signo de organización, fue un signo de paz. Porque decía, con que tranquilidad se vivió eso.
Mañana lunes ¿Qué signo de fe estoy dispuesto a dar? ¿Qué es lo que más me cuesta en esa relación con Dios y con el prójimo?
Hace unos días les decía que Dios, podemos decir que sintetizó todo el mensaje de la Biblia en dos mandamientos: Amar a Dios y al prójimo.
¿Qué fruto de fe podemos dar en nuestra relación con Dios?
¿Será que a partir de mañana aunque me cueste voy a rezar 10 segundo más de lo que hacía normalmente?
¿Será que a partir de mañana lo primero que haga, cuando abra los ojos, es decir “gracias Dios” “gracias María”
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